Representa a María Teresa Moret y Remisa, esposa del pintor Aureliano Beruete, sentada en un sencillo sillón delante de un fondo neutro, en el que el manto junto al traje de gasa negra con encajes y la fina gargantilla de oro al cuello son los únicos elementos suntuarios del retrato.
La pintura es pareja de otra que Sorolla hizo del pintor, mostrando en ambos las deudas con el retrato tradicional español, al situar a los personajes sobre fondos neutros, que tanto recuerdan a la obra de Velázquez. La ausencia de elementos secundarios alrededor hace que el espectador se concentre en la figura. A este efecto contribuye también una luz muy dirigida que ilumina el rostro. Destaca, además, la manera en que está trabajado el vestido, pintado directamente sobre la preparación del lienzo para lograr las trasparencias y calidades de la gasa de una manera más veraz, lo que de nuevo recuerda la pintura de Velázquez.
El cuadro fue presentado, junto a otras pinturas, a la Exposición Nacional de 1901, donde Sorolla consiguió un premio por el conjunto de su carrera pictórica.
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