Retrato póstumo de la emperatriz Isabel (1503-1539), esposa de Carlos V (1500-1558), pintado por Tiziano en Augsburgo. La obra fue encargada por el Emperador al morir Isabel, a partir de un primer retrato de un pintor desconocido que fue destruido en el incendio del Palacio de El Pardo de 1604.
La composición, formada por el retrato de medio cuerpo de la Emperatriz frente a una ventana abierta a través de la cual puede verse el paisaje, responde a un modelo ya utilizado por Tiziano y que deriva de tipos de Rafael.
La frialdad de Isabel, y especialmente de su mirada, podría responder bien a una intención de mostrar a la Emperatriz con la dignidad que corresponde a su condición o a la idealización por la carencia de un modelo vivo.
Esta obra aparece en los inventarios del Alcázar de Madrid de 1636, 1666, 1686 y 1700, ingresando en las colecciones del Museo del Prado en 1821.
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