Frente que presenta tres hileras verticales, con tres cajones a ambos lados flanqueando el cuerpo central, con aspecto de retablo. Se apoya sobre unos pies, los delanteros de garra de león y los traseros en forma de bola.
Los cajones, al carecer de tapa, van provistos de cerradura, sin tiradores. La puerta, en su interior con cajoncillos, se configura como una gran portada de planta movida con tres pares de columnas salomónicas, encuadrando un arco de medio punto sobre abultadas ménsulas talladas y soportan un entablamento sobre el que se disponen molduras rizadas y torneadas similares a las que recorre a modo de friso perimetral.
La decoración desarrolla formas vegetales protuberantes y movidas, siguiendo los modelos de la retablística coetánea. Cada uno de los cajones presenta columnillas salomónicas de hueso que enmarcan rombos o estrellas de seis puntas inscritas en un círculo, típicamente españolas. Sobre el dorado del fondo destacan las placas de hueso pintadas, en forma de lágrimas triangulares y romboidales.
Responde al denominado por Aguiló tipo D, papeleras con talla dorada y policromada, que son una interpretación popularizada de los escritorios arquitectónicos dorados y policromados, de los que repiten sus esquemas decorativos. Ejemplos similares se encuentran en el Museo de Artes Decorativas de Barcelona, con la portada inscrita en el rectángulo en vez de arco.
Se aprecia una evolución desde los escritorios que presentaban el frente distribuido en hileras horizontales a estructuras verticales en las que destaca una portada cada vez más grande, con lejanos ecos de las arquitecturas de Vignola. Igualmente presenta elementos característicos de los retablos de Churriguera como los querubines o los roleos y ménsulas resaltadas. La portada central, en su estructura tectónica y repertorios decorativos, refleja unos repertorios comunes en la arquitectura del momento y en las piezas de platería.
La importancia de la decoración reside en la policromía aplicada, tanto en los elementos arquitectónicos como en los paramentos lisos. En ella no se busca la perfección (un análisis detallado refleja la irregularidad de las piezas y de su decoración) sino el resultado efectista.
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