Nicolás Omazur fue uno de los numerosos comerciantes extranjeros instalados en Sevilla. Hombre culto, aficionado a la poesía, la música y la pintura, poseyó la más importante colección de obras de Murillo de la época.Este retrato enmarcado en óvalo, habitual en Flandes, supuso una novedad en España. La calavera que sostiene entre sus manos y las inscripciones, hoy perdidas, "Todo en Dios uno y Trino" "Así todo perece con la sola presencia de la muerte" hace referencia a la vánitas o alegoría moral sobre la fugacidad del tiempo. Formaba pareja con el de su esposa, doña Isabel Malcampo, hoy sólo conocido a través de una copia de la colección Stirling-Maxwell.
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