Un grupo de jóvenes se divierte en el campo. En el alegre corro predominan los personajes vestidos de majos y majas, atuendo popular que se puso de moda también entre la aristocracia, aunque dos figuras visten las elegantes casacas de terciopelo y el sombrero de plumas, a la moda francesa.
Originalmente titulado el “juego del cucharón”, por la cuchara de madera que utiliza el joven de los ojos vendados para alcanzar a su "víctima", más tarde recibió la denominación más moderna del mismo juego: "la gallina ciega". Este entretenimiento, habitual en el siglo XVIII, será muy utilizado como argumento en la pintura del Rococó, acostumbrada a los temas galantes.
Goya realizó varios cambios respecto a la idea original para esta obra. Por ejemplo eliminó una joven que aparecía tras la dama del centro al fondo de la composición. Sin embargo todavía se aprecia ligeramente su cabeza de vivos ojos, según está pintada en el boceto preparatorio que también se conserva (P2871).
El cuadro es el cartón para uno de los tapices del dormitorio de las Infantas en El Pardo.
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