Esta cabeza, que a primera vista no parece antigua sino barroca, es el retrato de Marco Aurelio (121-180 d.C) en la última fase de su vida. Característicos del cuarto tipo de retrato de los rizos peinados radialmente desde la frente y las sienes; el Emperador aparece de esta forma en tres monumentales relieves de Estado, los que quizá procedan de un arco de triunfo que le fue dedicado en 176 d.C, con motivo de su victoria sobre los sármatas y los marcómanos. Además de estas representaciones, hay unas cuarenta esculturas exentas, que son réplicas de este retrato, el cual fuera creado después de 169 d.C., el año de la muerte de Lucio Vero.
La obra incorpora algunos rasgos retratísticos que contribuyen a enfatizar la imagen de la majestad imperial. La cabellera cepillada hacia arriba corona el rostro como una aureola; en particular, el rizo doble en el centro -que nace algo más abajo en la frente y que en su curvatura particularmente característica hacia arriba parece una llama- recuerda el copete de Alejandro Magno. La exaltación de los rasgos fisonómicos llega incluso hasta las cejas, arqueadas de forma casi antinatural, y a los ojos, más abiertos de lo normal. Una característica de este tipo de retrato es una arruga fina, dificilmente visible, encima del párpado derecho. La barba es más larga y más densa: ha sido estructurada en tupidos haces de rizos que caen lateralmete hasta el cuello.
Las perforaciones particularmente profundas y tupidas de la réplica madrileña, que repite con fidelidad este tipo, son un argumento en favor de una datación más tardía para esta cabeza, es decir, poco antes o poco después de la muerte del emperador (180 d.C).
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