Hija de Francisco I (1708-1765) y de María Teresa de Austria (1717-1780), nació en el palacio de Schoënbrunn en 1752. Casó con Fernando IV de Nápoles, hijo de Carlos III de España, en Gaeta el 12 de mayo de 1768, llegando a tener diecisiete hijos. La imagen responde perfectamente a la tipología del retrato cortesano del momento, con protagonista regio, aunque concebido de modo natural y directo, en un aparente ambiente al aire libre y no en el salón sobrecargado de un entorno palaciego; con todo se observa la tendencia a resultar frío y distante. El pintor no tuvo a la reina ante sí, por lo que hubo de extraer la efigie de un modelo previo(¿otro cuadro o miniatura?), de acuerdo con el encargo de Carlos III que, demostrando un gran interés por su familia, deseaba poseer la imagen de su nueva nuera. Sin duda supone una creación brillante de irreprochable calidad general, siendo un trabajo técnico perfecto, muy rico en detalles y de finísimo acabado; no obstante, el hecho de basarse en el precedente citado le resta flexibilidad y le hace perder calor humano.