Dama sin identificar, en el siglo XVIII se creía que era la Emperatriz Isabel, esposa de Carlos V. Después se ha asociado sin fundamento con doña María de Portugal, a la que Moro retrata en 1552, cuando está prometida con Felipe II, compromiso que éste rompe para casarse con María Tudor.
Retrato de más de medio cuerpo, de gran calidad técnica. Ante el fondo oscuro se destaca el rostro femenino, de expresión reservada, como también resalta su mano ante su rico vestido negro. La forma artificiosa y elegante con que coge el joyel que pende de su cuello, con dos dedos, es propia de los retratos que Moro conoce durante su estancia en Italia.
En 1772 se localizaba en el Palacio del Buen Retiro.