Estatua ecuestre de bronce con pedestal de mármol blanco representando probablemente a Fernando, gran duque de Toscana. Vestido a la antigua, lleva bastón en la mano derecha y las riendas del brioso corcel en la izquierda. El caballo con las patas levantadas en corveta sigue el prototipo de retrato ecuestre barroco, transmitiendo una idea de poder muy habitual en la retratística de la Edad Moderna.
Probablemente coincida con una obra que a principio del siglo XVIII fue propiedad del marqués Leonardo Tempi en Florencia, donde trabajaba el autor para la familia Medici. Posteriormente sería adquirida para Carlos IV entrando en las Colecciones Reales españolas a finales del siglo.
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