En esta miniatura debemos destacar el buen diseño y el extremado ciudado en la aplicación del color y el delicado puntillismo empleado para la realización de las sombras del rostro, por medio de puntos azules bordeados de color verde, y la manera de pintar los cabellos, dando sensación de minuciosidad cuando en realidad están trabajados con grandes y rápidas pinceladas. Son característicos de esta época el aspecto lánguido o poético, los accesorios, como los pequeños ramitos de flores, y la sencilla vestimenta, sin recargamiento decorativo. Está pintada al final de la primera época, de las tres en que está dividida la producción de Dumont, que va desde su llegada a París en 1768 hasta el comienzo de la Revolución.