Momper, uno de los mejores paisajistas flamencos de las primeras décadas del siglo, construía sus obras según unos modelos muy concretos que repetía en muchos de sus cuadros. Uno de ellos fue el paisaje de gran formato, con figuras en un primer plano protagonizando una narración anecdótica o una escena de la vida cotidiana, que en este ejemplo son unos cazadores junto a jinetes y mendigos. Hacia el fondo la visión panorámica del cuadro incluye, según costumbre del pintor, grandes montañas, totalmente ajenas a la realidad del llano paisaje de la tierra flamenca. La lejanía está en sus obras definida por una sucesión de diferentes planos, aquí formados a través de la caprichosa orilla del mar con sus salientes y entrantes.
La posición elevada del horizonte muestra la influencia de los paisajistas de generaciones anteriores, en especial las visiones panorámicas de Pieter Brueghel “el Viejo” (h. 1525/1530 - 1569).
Las figuras del primer plano han sido en ocasiones atribuida a Jan Brueghel “el Viejo”, puesto que fue habitual la colaboración entre ambos artistas.
La obra está citada en la Colección Real desde al menos 1700 cuando colgaba de las salas del Palacio del Buen Retiro.