Se trata de una pieza que presenta la particularidad de llevar indicado en el reverso su precio, 342 reales, desglosando el valor de la plata (peso), el de fabricación (hechura) y el del dorado (oro). El peso fue de cuatro marcos, una onza y seis ochavas, o sea, poco más de 970 gramos; la hechura ascendió escasamente a un ducado por marco, lo que es poco en términos absolutos pero normal en una pieza profana sin adorno figurado. El dorado -seis reales por marco- es poco costoso, porque sólo una pequeña parte de la pieza lo lleva. Son muy escasas las fuentes que han llegado hasta nosotros del momento histórico a que nos referimos. Se tiene la impresión de que, dentro de un tipo casi siempre circular, con orilla levantada y asiento central para encajar el jarro, y de un sistema decorativo que incluía la orilla y el espacio en torno al asiento, los motivos y ordenaciones empleados fueron muy variados. [...]. Aunque la fuente carece de marcas, no nos ofrece muchas dudas, a la vista de los expuesto, que la obra haya sido hecha en algún obrador cortesano, aunque resulte imposible por ahora realizar la más mínima insinuación acerca de su artífice. El escudo del asiento fue añadido con posterioridad y son las mismas armas -si bien carentes de esmalte- que aparecen en el cáliz del toledano Díaz, llamado del Gran Capitán, en esta colección Lázaro (Inv. 2367)