La imagen está tomada desde la orilla opuesta del río que circunda Zaragoza, donde se despliegan varios grupos de personas que animan la composición. Al fondo se pueden observar los principales edificios de la ciudad y la entrada de Felipe IV en la misma.
Encargada por el príncipe Baltasar Carlos, quien indicó el punto de vista exacto que debía tener, la obra sirve al autor para recrear una magnifica vista urbana, con evidente protagonismo del río, el cielo y los grupos de personas, en una composición muy relacionada con modelos flamencos. En el cielo se representó la Virgen del Pilar sostenida por ángeles, que fue cubierta durante el siglo XIX, por estar casi borrada.
La calidad técnica de la obra y la asimilación del estilo de Velázquez, hizo pensar durante décadas que se trataba de una obra en colaboración con su suegro y maestro. A Velázquez se atribuía el primer plano con los grupos de figuras y a Mazo la descripción urbana. Actualmente se considera obra íntegramente de éste último.