Escena milagrosa de la vida de Santa Margarita, virgen y mártir de Antioquía, conocida en occidente por las fuentes griegas y la Leyenda Dorada. La santa sale de las entrañas de un dragón, cuyo vientre revienta gracias al milagro de la cruz que ésta porta en su mano izquierda, y que según la tradición fue su primer milagro.
Esta obra es la segunda de las pinturas de Santa Margarita enviadas por Tiziano a Felipe II (1556-1598), y está inspirada en una obra del mismo tema de Rafael.
La escena está enmarcada por una roca y el paisaje, que recuerda a Venecia envuelta en llamas, resuelto con una extraordinaria libertad de pincel.
La obra está firmada.
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