Enano ricamente vestido y armado, que sostiene un bastón de mando, atributo de poder que, sin embargo, no debía corresponder con el status del personaje. Se trata probablemente de uno de los bufones de la corte, a quienes se les obsequiaba y vestía con lujo y ostentación. Desde el siglo XVI es bastante habitual el retrato de estos personajes, aunque será Velázquez el que ahonde con su singular maestría en este género específico. Por la época en que suele datarse este extraordinario retrato, se ha considerado que pudiera tratarse de Bartolillo, enano cuya existencia se documenta en Palacio entre los años 1621 y 1626.
Juan van der Hamen es conocido sobre todo como un excelente bodegonista, aunque también realiza pintura religiosa y retratos de gran calidad, como éste, en el que, además del marcado detallismo y la iluminación tenebrista, destaca la fuerza expresiva del retratado, visto con enorme dignidad e incluso gesto desafiante.