La Virgen, de rodillas. De escuela burgalesa, en alabastro policromado. La policromía se limita a su cara y manos, a su pelo que es dorado, y a los bordados que ribetean su manto y ornan las mangas, el cuello bordado, al cíngulo y a la parte visible de los brazos del sillon. El resto es de alabastro de mediocre calidad. Según Salas (Museo del Prado, adquisiciones de 1969 a 1977. 1978: 90) posiblemente constituye parte de un grupo representando la Anunciación, del que se perdió el ángel.
Según A. Franco ("Escultura medieval en el Museo del Prado". Boletín Camón Aznar, 1997:32) es obra muy interesante en el panorama escultórico hispano de finales del gótico. De tamaño reducido, su disposición de rodillas responde a modelos del siglo XV, que alternan con la Virgen sentada. Esta imagen está arrodillada frente al espectador ante un reclinatorio con brazales en actitud de oración. Viste túnica a la moda de la segunda mitad del XV que se prolonga hasta 1500.
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