En un marco rectangular de latón dorado, en forma de caja, 7 semiesferas representan las escenas de la Anunciación, Nacimiento, Bautismo, Caida, Huida a Egipto, Flagelación y Coronación de espinas. En casi todas las escenas aparece un arbusto de aspecto tropical. La atribución a la escuela quiteña de finales del siglo XVIII se basa en criterios estilísticos, tanto del marfil como del marco que los cobija.
La Anuciación representa al Ángel ante la Virgen que ora en el reclinatorio. El Espíritu Santo, en forma de paloma, lleva al Niño prendido en el pico, en una representación iconográfica que, aparte de prohibida, había desaparecido prácticamente del arte europeo del momento. En la parte inferior del relieve aparece el Candelabro de los Siete Brazos, con cuatro, posiblemente con el sentido de que la Nueva Ley sustituye a la Antigua con la llegada de Jesús. En el Nacimiento se representa al Padre Eterno y la Paloma Eucarística en la parte superior. La Virgen, San José y el Niño están en el centro y debajo unas posible gacelas, con un sentido alegórico similar al de la Fuente de Vida. En el Bautismo, Cristo con las manos sobre el pecho recibe el agua que el Baustista derrama sobre su cabeza, con el arbusto en forma de mazorca al fondo. En la Caída se representa a Cristo cargado con una cruz de largueros cilíndricos, modelo tardío, mirando a la mujer que aparece llorando detrás de él, mientras un soldado increpa a Jesús. En la Huida a Egipto vuelva a aparecer el arbusto tropical. La Virgen, sentada sobre un burro, lleva sombrero de alas anchas. La Flagelación, recuerda a los grabados flamencos con la columna abalaustrada y el gallo sobre ella. En la Coronación de espinas se representa a los pies de Cristo una figurilla arrodillada que parece la de un indio por el peinado y los rasgos fisonómicos. (Estella, M. Escultura Barroca de marfil en España,1984, pág. 348).
Etiquetas: