Las marcas de esta taza corresponden a la ciudad de León, all marcador Suero de Argüello y al artífice Rodrigo Alonso. Este tipo de cuncos servían para beber, y de acuerdo a las descripciones de los inventarios y a las denominaciones que a veces aparecen en inscripciones de alguno de ellos, recibían en la época el nombre de taza; nunca se usó, antes del siglo XIX, el término catavinos empleado con cierta frecuencia en el comercio y entre aficionados en la actualidad. Aunque es normal que tengan pie, no estamos seguros de que el que tiene esta taza sea el originario por su estructura y adorno, y por no ser coherentes con el del cuenco, son los mismos que presenta la base de la taza de Santiago del propio Museo Lázaro Galdiano (Inv. 2493). La venera se diría que hace referencia a Santiago y hay que señalar que el dibujo de espejos es parecido al de la taza compostelana que se conerva en el museo (Inv. 2493). Pero el completo sistema de marcaje no ofrece dudas respecto a su origen leonés. Por otra parte, el adorno y hechura de la pieza son bastante simples. Hay que tener en cuenta que, si bien en el momento presente las obras de tipo doméstico son muy apreciadas y admiradas por su rareza, no solían ser piezas de gran importancia en su época y su precio era ciertamente bajo.