San Bruno
El fundador de la orden de los Cartujos está en gloria, sobre nubes, acompañado de angelitos y querubines. Vestido con su característico hábito blanco, sujeta en una mano el libro de la regla abierto y la cruz patriarcal en la contraria, mientras pisa el orbe. A sus pies reposan varios de sus atributos característicos, como el cráneo y el libro, instrumentos de meditación, el báculo abacial y la mitra, símbolo de su renuncia a la dignidad episcopal. Uno de los angelitos se lleva el índice a la boca para pedir silencio, una de las reglas de la orden impuesta por el santo. Sobre su cabeza brilla una estrella, otro de sus elementos característicos, que generalmente lleva en el pecho, y que simboliza la vocación cenóbica de San Bruno, retirado en la Cartuja de Grenoble.
Este pequeño boceto, seguramente preparatorio para un lienzo de mayores pretensiones, repite al dictado el prototipo iconográfico de San Bruno impuesto por Ribalta desde el siglo XVII en su famosa tabla pintada para la Cartuja de Porta Coeli de Valencia, hoy en el Museo de esa ciudad, y que Castelló pudo ver en su ubicación original. Sin embargo, el hecho de que la versión pintada por este artista presente algunas variantes respecto al original ribaltesco, como la cruz abacial que porta el santo y el libro abierto vuelto al espectador, parece indicar que Castelló tuviera en cuenta la estampa con la Imagen del Patriarca San Bruno grabada por Vicente Capilla sobre dibujo de su maestro Vicente López, que presenta esta última variante que, no obstante, también aparece en otros cuadros de época, atribuidos igualmente a Ribalta, como el que se conservaba en la Colección Casa Torres.
CAMPS CAZORLA, Emilio. Inventario del Museo Lázaro Galdiano (1948-1950). DÍEZ, José Luis. La Pintura Española del siglo XIX en el Museo Lázaro Galdiano. Valencia: Fundación Bancaja, 2005. p. 79.