Escena de ambiente doméstico y llena de ternura que muestra a la Virgen María devanando una madeja de hilo mientras observa como el Niño Jesús, apoyado en San José, juega con un pajarito y un perro. El papel casi protagonista del santo responde al aumento de su devoción durante la Contrarreforma.
La composición del cuadro, aparentemente intrascendente, encierra un canto a la vida doméstica, a la familia y al trabajo, que está simbolizado por medio del banco de carpintero de San José y del costurero de la Virgen.
La iluminación de la composición, en fuertes claroscuros, refleja influencias de pintores italianos, especialmente de Barocci (Urbino 1535-1612).
Esta obra está documentada en varias colecciones particulares hasta su entrada en 1746 en la colección de la reina Isabel de Farnesio. Fue llevada a París por José I donde formó parte del Museo Napoleón entre 1810 y 1817. Ingresó en el Museo del Prado en 1819.
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