Ya Camón Aznar, en 1977, parecía inlinarse a considerarlo autorretrato de Cano, mencionándolo como "el supuesto [retrato] de Calderón" del Museo Lázaro. Antes se había preguntado si podía ser el retrato que a Calderón hizo Juan de Alfaro, colocado en la sepultura "del pintor" (sic) en la iglesia del Salvador de Madrid. Ese retrato, desaparecido en los sucesos de 1936, es conocido por varios grabados y por la copia conservada en la Biblioteca Nacional y nada tiene que ver con éste. Tampoco puede considerarse "autorretrato" de Alonso Cano, pues su técnica, débil y poco jugosa, está muy alejada de la del maestro granadino. Sin embargo, es posible que refleje algún retrato de Cano, pues los rasgos no son del todo disímiles a los conocidos a través del retrato del Museo de Cádiz y de un inédito de colección particular. La errónea identificación del retratado con Calderón de la Barca ha producido confusiones. Yolanda Latorre, rastreando huellas de la Colección Lázaro en obras de Emilia Pardo Bazán, y l comprobar que en ella figuraban varios retratos de escritores citados por Doña Emilia, creyó que el de Calderón, que dice encontrarse en el Museo (aunque no lo encuentra en los dos catálogos de la colección, el de 1913 y el de 1926-27), quizás procediese de la Colección Carderera, como los otros que cita. El retrato de Calderón de la Colección Carderera (1877, nº 124) era de dimensiones menores (0,60 x 0,51) y de sólo busto y, como antes dijimos, el presente cuadro estaba recogido como de Alonso Cano en el catálogo d ela Colección lázaro de 1927. En cuanto a la atribución del lienzo, es lo más prudente mantenerlo como anónimo madrileño, pues en su estilo no hay ningún elemento personal.