Como no aparece en la documentación de la colección de la reina Cristina de Suecia, de donde proceden las ocho Musas que se conservan en el Museo del Prado, hay que pensar que pudo hacerse en Roma, en el momento de los trabajos de restauración que se realizaron mientras permanecieron en aquella ciudad, o bien que fue hecha ya en España, cuando se encontraban en la colección Real, por alguno de los escultores de Corte, que se encargó de volver a restaurarlas.