El tema de la Virgen con el Niño es frecuente en la producción de Murillo, que de esta manera satisfacía una demanda muy extendida en Andalucía por este tipo de cuadros que expresaban una religiosidad dulce y cercana. Murillo introduce numerosas variantes iconográficas en el tema. En este caso lo funde con una de las devociones más extendidas en la España del siglo XVII: la del Rosario, que adquiere aquí un protagonismo fundamental. Desde el punto de vista estilístico pervive el gusto por el claroscuro característico de las primeras décadas de la carrera del pintor.
Procede del Monasterio de El Escorial, por lo que también es conocida como Virgen de El Escorial.
Procede de la Colección Real.
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