Deriva con gran exactitud de un modelo clásico que se encuentra en el Museo Arqueológico de Nápoles. En la leyenda romana (Plinio, Historia Natural, 28, 12), Tuccia fue una de las vírgenes del templo de Vesta, diosa del fuego, que acusada de adulterio, probó su inocencia llevando agua en un colador sin que goteara. Hübner (1862) catalogó la obra como copia moderna, lo mismo que Barrón (1908), Blanco (1957) y Blanco/Lorente (1969), que la catalogaron como copia renacentista inspirada en lo antiguo. El estudio de las facciones, los ojos, el cabello y, sobre todo, los ropajes y la forma plana de terminar el busto, llevan a datarla entre los trabajos de fines del siglo XVII o principios del XVIII.