En esta escena dramática, tomada del Antiguo Testamento (Números 21, 4-9), se narra el momento en que Moisés salva a su pueblo de las serpientes enviadas por Dios como castigo por su falta de fe. Sobre una vara, la serpiente de bronce, que cura con mirarla a todo el que ha sido mordido por los reptiles, simboliza la salvación. Es una representación precursora de Cristo crucificado que trae el perdón a la humanidad y triunfa sobre la serpiente mortal del Pecado Original.
Las figuras esbeltas, el lenguaje trágico, la pincelada larga y el exceso de materia en los blancos, son características típicas de su período juvenil.
Firma apócrifa de Rubens en el ángulo inferior derecho.