Felipe III aparece retratado con armadura y junto a una tienda de campaña; una imagen poco representativa del Rey, más aficionado al boato de la corte y a la piedad religiosa. La composición sigue tradiciones anteriores, aunque con las características propias de Pantoja de la Cruz: una cierta geometrización de la figura, rostro inexpresivo y distante y gusto por los pormenores de la vestimenta.
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