En este retrato de la hija del pintor prima lo sentimental y momentáneo, el amor filial, rompiendo con los estereotipos rígidos, austeros y restringidos propios del retrato hasta la fecha. En lo plástico, el pintor deja al descubierto la imprimación del lienzo, indicio tanto de la rapidez de ejecución como del carácter privado del cuadro.
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