Marfil colonial luso-indio típico barroco que representa al Buen Pastor sentado sobre un corazón atravesado por una lanza, que a su vez se apoya sobre una montaña en la que se representa un paisaje con la Fuente de la Vida y unos corderos que se acercan a beber en ella, motivos muy propios del siglo XVII. Estas tallas de marfil tenían una doble función: en primer lugar eran objetos preciosos y decorativos tanto en Portugal como en España dada la escasez y exotismo del marfil; por otra parte, tuvieron un fin didáctico y evangelizador al realizarse con temática e iconografía cristiana aunque utilizando motivos decorativos y técnicas orientales.
Así, aparece Cristo como Buen pastor que en casi todos sus detalles deriva de una iconografía búdica y que se ha llegado a relacionar con la imagen de Buda al pie del árbol Bodhi o de la sabiduría. Aparece también María Magdalena penitente en su faceta de ermitaña, durmiendo desnuda en una cueva en la base del monte.
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