Meléndez ha conseguido integrar distintas frutas en una desordenada asociación temática que reúne granadas abiertas mostrando la riqueza de sus transparentes granos, con uvas, peros y acerolas. La composición se estructura de manera original, aprovechando unos desniveles del terreno a manera de bancales, siendo su base la lisa superficie de una piedra de bordes irregulares. El lugar escogido como escenario es un paisaje, donde destacan los arbustos en semipenumbra, recortándose sus perfiles sobre un cielo nuboso.