El pintor se autorretrata de busto prolongado en el interior de su estudio, y mira al espectador con gesto inquisitivo y penetrante, tomando como referencia el retrato velazqueño, en el que tanto se inspira. Se encuentra dedicado a su mujer: A mi Clotilde. su. Sorolla. 1904. Está interpretado con dibujo recio, y de colorido sobrio. En este año Sorolla participa con sus obras en varias exposiciones, como la Nacional de Madrid, o la Internacional de Berlín y el Salón de París. Es nombrado también Presidente del Jurado de la sección de pintura en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid. Es una etapa de madurez y triunfo del pintor.