El retrato representa a un hombre joven, vestido con traje negro y lechuguilla y con la cabeza cubierta por una oscura gorra. Como es habitual en los ejemplos del retrato civil del siglo XVI, la figura aparece de busto, destacándose sobre un fondo neutro. La técnica de ejecución es muy precisa, más prieta y descriptiva en el tratamiento del tejido blanco del cuello y algo más suelta y flexible en la pintura del rostro. Este presenta un gesto decidido, definido fundamentalmente por el firme rictus de la boca y la directa y franca mirada que el personaje dirige al espectador. La anchura de la lechuguilla y la altura trasera del cuello que se eleva hasta tocar las orejas permiten datar la obra en la década de los años setenta.Considerado por algunos autores como un autorretrato del pintor, teniendo en cuenta los argumentos sobre el traje del personaje, no parece probable que este rostro sea del artista, ya que en los años setenta este tendría unos cuarenta años, edad que no se corresponde con la fisonomía del retratado.
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