De más de medio cuerpo, túnica encarnada y manto azul con cuello y forro de piel, tocado con gorra negra. Sostiene un tarro de ungüentos en la mano izquierda alusivo a su condición de santo médico. La parte inferior del fondo está sin finalizar, conservándose únicamente el cielo de la parte alta.
Aunque en ocasiones se ha cuestionado la atribución a Yáñez, considerándose obra de su colaborador Fernando Llanos, se le atribuye hoy sin reservas en función de la calidad, el cuidado técnico y el dominio de las líneas verticales en el torso y traje.
Probablemente en su origen el santo estaba representado de cuerpo entero. La tabla fue recortada con forma ochavada en el siglo XIX, al igual que el San Cosme, de colección particular, con el que forma pareja. Ambas son réplica de la parte alta del cuadro de la Sala Capitular de la Catedral de Valencia, y serían en origen parte de un retablo hoy desaparecido.
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