Los dos santos -San Andrés, de los primeros tiempos del cristianismo, y San Francisco, del siglo XIII- conversan animadamente y su emparejamiento puede deberse a una devoción particular.
La gran cruz de San Andrés sirve de nexo de unión compositivo y colorista entre los dos santos, sumamente estilizados y contemplados desde un punto de vista muy bajo.
Firmado con caracteres griegos en el ángulo inferior derecho, en la cartela.
Procede del Convento de la Encarnación de Madrid.
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