Retrato que representa a una romana joven con la cabeza algo girada hacia la derecha. Lleva un peinado con una trenza sobre la raya, que estuvo de moda a mediados y finales del siglo III, pero también a comienzos del siglo IV. El cabello, ondulado y con una raya encima de la frente, está peinado hacia la nuca, donde se pliega en una onda rígida y algo levantada de la cabeza, con una trenza plana que se extiende desde la nuca, por la parte posterior de la cabeza, hasta la raya. El perfil izquierdo -con la redondeada parte posterior de la cabeza y los huecos ondulados que apuntan oblicuamente hacia arriba- coincide con los retratos de Tranquillina, mientras que el perfil derecho -de contornos angulosos en la parte posterior de la cabeza y el lazo de cabello en la nuca con su doblez también anguloso, así como las ondas horizontales- se repite en la efigie de Otacilia. Al igual que este retrato, el de Otacilia tiene una ligera papada. En comparación con otros retratos de particulares de la época, el retrato del Prado presenta pocos rasgos individuales. Facilmente podría ser considerado una copia mal hecha del retrato de Otacilia.