Lleva el pelo ondulado y peinado hacia la nuca, donde se pliega en una ancha trenza plana que termina doblada encima de la cabeza. Una redecilla a rombos envuelve la trenza. La cabeza fue encargada por un cliente noble o adinerado a uno de los últimos buenos talleres de retratos de este periodo y por eso resalta su calidad, extraordinaria en su contexto. El peinado aparece de forma muy parecida en los retratos de Ulpia Severina (274-275) y Magnia Urbica (283-285). Similares son sobre todo las monedas acuñadas en 274 y 275 d.C. en Ticinum para Ulpia Severina, la mujer del emperador Aureliano.
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