De medio cuerpo, ante un fondo verde, con el rostro y las manos como centros de atención. Identificado durante algún tiempo con Carlos V, sin duda por llevar los cabellos cortados como él, el retrato no muestra los rasgos del Emperador patentes desde su juventud.
El ancho sombrero con que se toca y sus ricos vestidos apuntan a que el joven efigiado debe ser un miembro de la distinguida clientela para la que trabaja el maestro de Haarlem, incluida la regente Margarita de Austria, como lo sugiere su aire elegante, aunque inexpresivo. Con su mano izquierda descubierta sostiene un anillo, atributo habitual de los retratos de esponsales, mientras que con la diestra enguantada sujeta el otro guante.