Varios cazadores cruzan un río acompañados de sus perros durante una de sus monterías. En el agua faenan varios pescadores sobre una barca.
La escena ilustra un momento habitual de la vida en los Países Bajos, cuyas enormes llanuras fluviales se muestran hacia el fondo. Como en tantas de sus pinturas de argumentos militares, campesinos o bucólicos, a menudo con figuras ecuestres, Wouwerman captó en este ejemplo una escena cotidiana. Este tipo de pinturas tuvo un intenso auge en el mundo del coleccionismo barroco, siendo especialmente apreciados en España en el siglo XVIII.
La obra se cita por primera vez en la colección de Felipe V en 1746 en el Palacio de la Granja.
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