Tradicionalmente se ha mantenido que este cuadro y El baño de Diana  (P02129) fueron salvados en 1734 del incendio del Alcázar de Madrid. Sin embargo, en el inventario de las obras salvadas sólo está consignado El baño de Diana. Asimismo, en los catálogos del Museo se dice que ambos cuadros pertenecieron a la reina Isabel de Farnesio. Lo cierto es que se trata de ejemplares diferentes: los dos consignados en los inventarios de Isabel de Farnesio (actualmente en Patrimonio Nacional) son cobres y tienen marcado su propio número y, además, la flor de lis, que indica su procedencia de dicha colección. Queda abierta la cuestión de si los ejemplares de la colección de Isabel de Farnesio son copias del original del Museo del Prado encargadas después del incendio.

Durante sus años en Roma, Poelenburch se inició en este tipo de escenas de tamaño medio o pequeño, en las que la presencia de las ruinas es tan potente que casi podría decirse son las verdaderas protagonistas de la escena. En el primer plano, que se encuentra ligeramente elevado, un pastor y una aldeana hablan junto a un rebaño de cabras. Detrás de ellos se abre un amplio espacio poblado por numerosos personajes y animales, flanqueado a la derecha por una recreación de las termas de Diocleciano y a la izquierda por un montículo. Ruinas y montículo marcan sendas diagonales que se dirigen hacia el fondo cerrado por un denso boscaje. La gradación de luces y sombras acentúa la sensación de profundidad espacial. Los colores, brillantes y luminosos, están aplicados con una pincelada lisa y uniforme, aunque algunas zonas -la montura del asno, la cabra del primer plano o las arquitecturas- están más empastadas.

La obra de Poelenburch apenas ofrece una evolución estilística desde sus comienzos, lo que  unido al hecho de que rara vez fechaba sus obras, hace muy difícil establecer una cronología, que tiene que ser establecida por comparaciones con las pocas obras fechadas. Schaar (1959) afirma que está fechado en 1621, dato hoy no verificable. Sluitjer-Seijffert (1984) lo  sitúa hacia 1622-23 y  estilística y compositivamente próximo a Paisaje con Mercurio y Baco, fechado hacia 1620 (Florencia, Palazzo Pitti). Unas ruinas similares a las aquí representadas figuran, invertidas, en uno de los grabados realizados por Jan Gerritsz. Bronchhorst (1603-1661) sobre dibujos de Poelenburch a mediados de 1630 (The Illustrated Bartsch 5, núm.16 [64]).

Forma parte de la colección del rey de Felipe IV en el Alcázar de Madrid. En 1747 figuraba en el Palacio Real y en 1794 en el Palacio de Aranjuez. Desde allí fue enviada al Museo del Prado antes de 1834.