En un interior abierto a un paisaje se sitúa una mesa en la que se presentan varios elementos comestibles, junto a piezas de orfebrería, vajilla, e incluso una pipa.
Con la colocación de los numerosos objetos sobre un amplio tablero sigue la tendencia habitual en Jan Davidsz. de Heem (1606 h. 1683), autor a quien fue atribuida la obra en un primer momento. Anteriormente se consideraba obra de Benedetti por comparación con otros bodegones suyos.
El aspecto casual que muestra la disposición de los elementos, habitual en los bodegones flamencos y holandeses de la mitad del siglo, ha sido en este caso interpretada como simbólica. Por ejemplo las ostras aluden al pecado de la lujuria, en contraste con las cercanas uvas, tradicional símbolo cristiano. La pipa también ha sido interpretada como un símbolo del hedonista abandono a los placeres y los vicios, y como una crítica a la costumbre de fumar, muy de moda en el mundo nórdico.
Se cita por primera vez en 1746 en la colección de la reina Isabel Farnesio en el Palacio de La Granja.