La Virgen María, con el Niño Jesús en sus rodillas, es adorada por los Reyes Católicos, Isabel (1451-1504) y Fernando (1452-1516), dos de sus hijos y otros personajes.
A la derecha de la composición, acompañando a la Reina, aparecen Santo Domingo, una infanta y una figura masculina, de rodillas y sin nimbo, con la espada al pecho, símbolo de su martirio, que se ha asociado con Pedro de Arbués, inquisidor de Aragón, asesinado en 1485. A la izquierda, detrás del Rey, Santo Tomás (santo titular del monasterio de donde procede la obra), el príncipe Juan (1478-1497) y un dominico al que se le identifica con fray Tomás de Torquemada (1420-1498), Inquisidor General.
A juzgar por los trajes, a la moda de 1490, y la edad del príncipe Juan, la tabla podría fecharse entre 1491 y 1493, momento en el que los Reyes rondarían los 40 años, de lo que se interpreta que sus retratos son ideales y no verídicos.
Esta obra procede de la capilla del Cuarto Real del Monasterio de Santo Tomás de Ávila.