El funeral del Emperador era una de las ceremonias primordiales en la Roma imperial, pues constituía una preparación en favor de su divinización (consecratio). Era una ceremonia solemne que culminaba con el acto de la cremación. El cadáver embalsamado del difunto era dispuesto sobre una pira, en torno a la que se sucedían las manifestaciones de duelo. En este lienzo aparecen en primer plano varias parejas de gladiadores luchando, una alusión a los juegos funerarios que se celebraban en honor del fallecido.Lanfranco pintó al menos seis obras que pueden relacionarse con la decoración del Buen Retiro, cinco en el Museo del Prado (P234, P235, P236, P2943, P3091) y otra en Patromonio Nacional.