En la oscuridad del monte de los Olivos, Jesús recibe el beso que consuma la traición de Judas, mientras Pedro con su espada corta la oreja a Malco, criado del Sumo Sacerdote, según describe el relato evangélico.
Esta obra corresponde a la producción juvenil de Van Dyck, inspirada directamente en modelos venecianos. El bajo punto de vista y la utilización de un único foco de luz contribuyen a lograr una gran intensidad dramática, muy apropiada para el acontecimiento.
Se conocen varias versiones de esta pintura, una de las más afortunadas composiciones del pintor, que únicamente varían en aspectos secundarios. El cuadro del Museo del Prado fue propiedad de Rubens, a cuya muerte fue adquirido para Felipe IV, quien lo destinó al Alcázar de Madrid.
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