Vestida de gris, Cristina de Suecia aparece retratada montando sobre un caballo en corveta, como símbolo de su condición de reina y de su poder en la Europa del siglo XVII. La presencia del halconero junto con los perros alude a su alta situación, ya que la caza era un ejercicio reservado a la realeza y la aristocracia.
Bourdon realizó diversas imágenes oficiales de la monarca sueca, siendo ésta singular por estar representada al aire libre y sobre un caballo.
Este retrato se realizó para ser enviado al rey español Felipe IV, como recordatorio de la reafirmación de la reina sueca dentro del bando católico durante la Guerra de los Treinta Años.
En 1666 ya estaba colgado en un lugar preeminente del Alcázar de Madrid, ejerciendo funciones de retrato oficial.
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