Vaso compuesto por cuatro piezas de piedra y cinco guarniciones de oro recubiertas de esmalte pintado. Cuerpo abarquillado bastante profundo, con gallón y pico en un extremo; vástago abalaustrado y pie plano ovalado, de diaspro oriental oscuro. El dragón que sirve de asa, como el resto de la guarnición, de oro esmaltado; en los ojos, girasoles. El dragón, cubierto por esmalte pintado con criterio naturalista; las hojas, de blanco y celeste. Falta al dragón el ala derecha y un trozo de piedra al vaso en la parte del pico, que esta quebrado. Esta obra forma parte de la herencia recibida por el rey Felipe V (1683-1746) a la muerte de su padre, el Gran Delfín, en 1712.
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