Esta es una de las pocas imágenes que se conocen del hermano del rey Felipe IV, y fue realizada por Velázquez unos años antes de la muerte del Infante. Vestido con traje negro, con realces en gris y capa corta, la soberbia cadena de oro y el Toisón son los únicos elementos de adorno. De biografía poco conocida, don Carlos pasó la mayor parte de su vida a la sombra de su hermano, aunque se le conocen aficiones pictóricas y poéticas.
Velázquez logró plasmar el carácter indolente del Infante, fruto de su situación en la corte. La disposición de la figura delante de un fondo neutro, la forma en que está modelada mediante las gradaciones de luz y la sombra que proyecta sobre el suelo, sitúan la pintura dentro de los retratos más logrados del artista. Destaca la belleza de la mano derecha que apenas sujeta el guante, mientras que con la izquierda sostiene con naturalidad un sombrero de fieltro.
Está documentado desde su origen en el Alcázar de Madrid y posteriormente en el Palacio Real Nuevo, pasando al Museo del Prado en 1827, procedente de la Academia de San Fernando.
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