La mejor copia de la Atenea que sirvió de modelo a esta bella cabeza es una escultura hallada en Velletri y conservada en el Louvre: interpretándola a la luz de ciertas monedas, podemos suponer que la diosa extendía el brazo derecho empuñando una lanza inclinada y que, con la mano izquierda, sostenía o presentaba una figura menor, sin duda la de una Victoria o una lechuza.
Fue una obra muy famosa, según se deduce del número de copias conservado, y su digno estilo clásico, unido a la blandura de la cabellera y a la suavidad de la mirada, permiten situarla en el ambiente ateniense de Fidias y sus discípulos, durante la segunda mitad del siglo V a.C Llegados a este punto, sin embargo, las opiniones difieren: el original -sin duda en bronce y en tamaño mayor que el natural- pudo ser un exvoto o una estatua de culto, y un análisis estilístico minucioso puede llevarnos al ambiente de Calímaco, en torno al 410 a.C., o al Alcámenes, hacia 420-415 a.C., si no queremos mantenernos fieles a la tesis tradicional y aún mayoritaria. Ésta, propugna la autoría de Crésilas, vinculando la famosa obra un epigrama bien conocido: "Esta obra dedicó Pires, el hijo querido de Polimnesto, que había ofrecido el diezmo a Palas Tritogenia. Crésilas de Cidonia la hizo" (Anthol. Gr. Palat, XIII,13). En tal caso, hay que palntear una fecha entre 440 y 425 a.C., es decir, durante la madurez del gran artista cretense instalado en Atenas.
Es curioso que, pese a la evidencia iconográfica del casco corintio, esta cabeza no haya recibido siempre su correcta identificación: en el inventario de bienes de Cristina de Suecia aparecía como una imagen de "Roma", y en el Livio Odescalchi, como retrato de "Alejandro Magno".
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