Brígida del Río fue un personaje popular a finales del siglo XVI. Prueba de esto es su mención en varias obras literarias y la creación de varias imágenes que la representan. El cuadro del Prado se difundió a través del grabado, pues fue el modelo que utilizó Sebastián de Covarrubias para una de las imágenes de sus Emblemas morales (1610). Se trata de uno de los varios retratos de mujeres barbudas que han circulado por España. El carácter documental de muchas obras de este tipo está atestiguado en este caso por la inscripción que aparece en la parte superior izquierda, en la que se identifica a la retratada, se indica su edad y se precisa la fecha en la que se pintó el cuadro. Todo ello sirve para afirmar la veracidad de la imagen.
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