El pintor representa una anciana, ante un fondo negro, de más de medio cuerpo, en posición escorzada y mesándose los cabellos. Esta extraña figura se ha considerado como alegoría de la Ira o de la Envidia, que suele ilustrarse como una vieja de gestos grotescos.
Los estudios pictóricos sobre gestos y fisionomías exageradas fueron habituales entre los pintores del Renacimiento. Massys muestra aquí los mismos intereses que Leonardo da Vinci u otros artistas del momento, como se aprecia también en la anciana monstruosa de las Tentaciones de San Antonio Abad (P1615), obra de Joachin Patinir, en la que Massys realizó las figuras.
En el reverso una inscripción “Maestro Quintín” afirma la autoría de este artista. La obra se documenta por primera vez en la colección del marqués de Leganés en el siglo XVII.