Imagen de San Onofre (siglo V), ermitaño persa que se retiró como anacoreta al desierto de Tebas, recibiendo milagrosamente de un cuervo su ración diaria de alimento. A sus pies, una corona y un cetro hacen alusión a su origen Real ya que, según la leyenda, era hijo de un rey persa, a cuyos bienes terrenales renunció en favor de la oración y la meditación.
Contemporáneo de Velázquez, Collantes desarrolla la mayor parte de su carrera en Madrid. Da pruebas de cierta originalidad temática, y entre sus obras no faltan paisajes o escenas de la historia antigua. En este caso, sin embargo, representa uno de los temas más queridos por la sociedad española de la época, el de los santos ermitaños, cuya vida retirada y penitente resulta muy atractiva para el público.
Esta obra se cita en el inventario de 1746 de la colección de la reina Isabel de Farnesio (1692-1766) en el Palacio de la Granja de San Ildefonso.
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