Representación en cinco escenas del encuentro entre San Antonio Abad y San Pablo Ermitaño, descrito por Jacobo de Vorágine (La leyenda dorada, XIV).
San Antonio es instigado a visitar a San Pablo por medio de un sueño, en su camino es conducido milagrosamente hasta la cueva del eremita por un sátiro, un centauro y un lobo, escenas que aparecen representadas al fondo de la composición. San Pablo abre la puerta de su refugio a San Antonio y juntos comparten el alimento milagrosamente traído por un cuervo, momentos ilustrados en el interior de la cueva, a la derecha de la obra, y en primer plano. Finalmente, San Antonio ora ante la tumba de San Pablo acompañado por unos leones, a la izquierda de la composición.
Velázquez utilizó la luz como sutil recurso a la hora de representar y aislar tantos momentos diferentes en una misma composición.
Esta obra fue pintada para la Ermita de San Pablo en los jardines del Palacio del Buen Retiro, Madrid. En 1772 aparece ya inventariada en el Palacio Real de Madrid y en 1819 entra a formar parte de las colecciones del Museo del Prado.
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